LA NUEVA GENERACION DE EDITORIALISTAS (como la llamó la
Bessy).
Recientemente, la “bloguera” Bessy Ríos arremetió en un
iracundo texto, contra la gente que habitualmente escribe en columnas de
opinion, tanto para periódicos impresos como para medios digitales, tan en boga
hoy en día.
Aclaro que no soy ninguna clase de superstar de medios ni
siquiera mi blog tiene visitas acaudaladas como las de los involucrados en este
post, sin embargo me atrevo a escribir estas notas, simplemente motivado por la
indignación.
No es posible que alguien, desde la comodidad de su teclado,
ataque a otro poco que desde la comodidad de su teclado (pero además, desde la
lejanía obligatoria de cada caso específico, lo halla llamado a estar lejos de
su parcela) sin ninguna consideración de su estado actual.
Es fácil atacar cuando no se tienen suficientes argumentos
para refutar la idea. El solo hecho de involucrar al factor de inmigración,
invalida la idea. ¿por que? Por que ha requerido valentía, ha requerido
desapego de lo material de la persona para emigrar. Si, soy un inmigrante, de
los nuevos. Y desde la palestra escribo estas líneas. Porque considero injusto
el ataque de Bessy. Porque si uno no está allí no es porque no ame a la
“patria” simple y sencillamente porque tiene mas valor la vida que un concepto
etéreo e incomprensible como ese de “patria”, incomprensible personalmente
porque no puedo entender que significa para un emigrado eso. ¿La Familia? No lo
creo, mi familia no tiene nacionalidad, afortunadamente provengo de dos países,
vecinos pero dos distinas nacionalidades que me hizo borrar la estupidez que
han inculcado los politicos en querer a un determinado territorio marcado por
un mapa. No me considero ni de aquí ni de allá,y mucho me encantaría que ninguna
persona se sintiera anclada a ningún territorio. Eso sería liberador.
Abandonar un territorio es un acto de fe, de valentía. Nunca
estuve tan de acuerdo en esto hasta que lo hice. Mucha gente, como Bessy, lo
consideran un acto de cobardía. Yo lo consider un acto de amor. Amor por la
familia, por los amigos y por uno mismo. El que se deja matar es un cobarde.
Porque no luchó hasta lograr superar esa tarea que deja de ser de uno y pasa a
ser del Estado.
Recientemente, El Faro publicó el resumen de lo que sería su
investigación sobre el famoso “libro Amarillo”. Confieso que la primera vez que
leí sobre ese libro, leí con ansiedad, deseando no encontrar algo que esperaba
desde luego encontrar. Para mi tranquilidad, lo que esperaba encontrar, no lo
encontré. Era la historia de mi padre. Su vida, sus aventuras y desventuras
ligadas siempre al Partido Comunista y a
Nicaragua, a los Sandinistas y a Cuba. A la URRSS y a todo lo que tenía que ver
con una mentalidad progresista que lo único que quería era pasar la página y ver
un país mas equitativo, de gente con acceso a las eternas demandas “educación,
vivienda, salud, y ahora mas vulgarmente introducidas por Venezuela, “ocio”. No
apareció nunca nada de eso, pero mi mente y mi memoria tienen claramente
registrado lo que pasó en aquella lejana mañana de 1981, que debería ser
olorosa a leche y cereal y por el contrario en mi memoria huelen a pólvora y
uniforme verdeolivo recién lavado.