martes, 10 de enero de 2012

Reacio

reacio, cia.

(Del lat. reactum, supino de reagĕre, reaccionar).


1. adj. Contrario a algo, o que muestra resistencia a hacer algo.


Partiendo de esta interpretación del diccionario de la RAE sobre el término "Reacio", es que decidí cambiar mi identidad en el Twitter a partir de una noticia indignante y por demás desalentadora.

Ayer por la mañana, se expandió casi levemente a través de los medios electrónicos la noticia del sobreseimiento definitivo, solicitado por la Fiscalía General de la República de El Salvador, para los presuntos asesinos del poeta Roque Dalton, quien fue fusilado un 10 de mayo de un lejano 1975.

Esto es parte de toda una maraña de asesinatos enmarcados en un macabro paréntesis de nuestra historia llamado Ley de Amnistía la cual ha dejado impunes todos los crímenes que se pueden clasificar como enmarcados dentro del contexto del conflicto armado.

Sin embargo, desde mi postura de ciudadano, preocupado por el inmenso aporte que Roque hizo a la pobre literatura salvadoreña, si me inquieta que una persona de tal importancia para la cultura nacional, quede en el limbo de los crímenes sin respuesta, solución y mucho menos, justicia.

Los Acuerdos de Paz, la Ley de Amnistía, y todas las demás leyes que pueden encubrir esta clase de hechos, han sido dictadas a la medida. A la medida de quienes cometieron dichos crímenes. Esto no se trata de izquierdas o derechas. Se trata de humanismo, de indignación por asesinar la voz del poeta.

Es por esto que me declaro reacio. Reacio a aceptar tal condición de seguir siendo un testigo mudo y aceptar como si nada ha sucedido, la desaparición física de alguien que nos dio tanto. Reacio a aceptar los discursos políticos que únicamente nos tratan de vender un mundo ideal, cuando ese mundo está siendo construido para ellos mismos. Reacio a seguir consumiendo sus mentiras sistemáticamente, mientras 10 a 13 ciudadanos caen muertos diariamente en este país, donde la tradición manda, que precisamente somos todo lo contrario a mostrarnos reacios frente a esta realidad que nos consume irremediablemente.

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